sábado, 26 de mayo de 2012

El factor humano y la tecnología.


Desde que se comenzó a emplear las nuevas tecnologías en el campo de la defensa y los conflictos armados, se creyó que se iban a disminuir considerablemente el costo de vidas humanas; las llamadas bombas inteligentes y equipos de alta tecnología dotada de sensores de todo tipo eran la apuesta por la demarcación de un nuevo hito dentro del desarrollo de conflictos; pues se equivocaron los efectos colaterales  fueron mucho mayores que los procedimientos y experiencias tradicionales; ejemplos tenemos tantos como en Kosovo, Irak, Afganistán.
Entre 2001 y 2010, la estrategia del Pentágono y la Casa Blanca muchas veces parece basarse en un  flujo masivo de tecnología armamentística y dinero, además de hombres mal entrenados y desmotivados.
La insurgencia no puede negarse que cuenta con profundas raíces en la población, una comunidad basada en la familia y unos vínculos culturales, religiosos basados no solo en aspectos socioculturales comunes, sino también en el miedo. Los grupos islamistas radicales que proveen armas y voluntarios, participan activamente, por ejemplo, en los ataques a las vías de transporte logístico de la ISAF.
Además, se ha demostrado la incapacidad de las Fuerzas Armadas norteamericanas para cortar una amplia infiltración y el apoyo pasivo/activo a la insurgencia por parte de soldados y policías afganos reclutados y mal entrenados por los Estados Unidos que se convierten en fuentes cruciales de inteligencia sobre los movimientos de tropas y demás.
En este caso, no sin cierto dolor, es menester decir que la insurgencia está compuesta por miembros leales a la causa, ya que en la mayor parte de los casos comparten profundas creencias, y en menor número actúan empujados por un “miedo insuperable”. Mis queridos y muchas veces admirados Estados Unidos creen que todo se arregla con dinero y olvidan una vez más, como hicieron en Vietnam, el factor humano, tanto el propio, que es el más trascendental, como el enemigo. Para los soldados su estancia es soportable por el desembolso económico que reciben y por el carácter provisional de su estancia. No existe un plan, un procedimiento de entrenamiento de tropas adecuado. El que existe es del todo incompleto y el descanso, el abandono de nuestros aliados en la tecnología, les cuesta un goteo constante de hombres.
El uso de la tecnología de última generación, como los UAV Predator y Reaper dotados con misiles Hellfire, ha ocasionado no pocos incidentes por muerte de civiles, lo que fríamente se ha pasado a denominar “daños colaterales”.

Observemos en esta foto la gran cantidad de fallos (pueden verse muchas) que demuestran una falta de entrenamiento notable: la manera de abrir la puerta no es segura, la posición del arma es incorrecta y la abundancia de equipo que el soldado lleva a su espalda es una abominación. El enfrentamiento moderno no lo requiere, esto solo penaliza al soldado. Debe suplirse esos kilos de equipo con kilos de formación y entrenamiento para la lucha en el entorno insurgente o en el entorno urbano, entrenamiento que  permita con su ingenio “sobrevivir” sin 40-50kgs a la espalda, agudizar el ingenio y aprovechar el entorno.

El soldado americano está acostumbrado a estar dotado, por ejemplo, con el escáner de mano, o equipos térmicos  que utiliza ondas de radio para ver a través del suelo, paredes y otros tipos de superficies o elementos. Se estropea y, como tengo muchos dólares, me traen otro. Craso error, ¿dónde está el sentido común el ingenio de esos soldados para solventar situaciones?.
El soldado americano es un soldado mal acostumbrado y, como consecuencia, mal entrenado. Y esas carencias las transmiten en sus enseñanzas.

La contraparte sean posiblemente los Rusos que tiene otra formación muy contraía al de los soldados norte americanos, históricamente han usado el ingenio y el sentido común, entonces regresando al experiencia norte americana ¿De qué sirve tanta tecnología si se olvida el factor humano?
Pues, los amigos de Chile están en la línea de dar prioridad a la cultura de la tecnologizar sus fuerzas pero han descuidado terriblemente el factor humano sus generaciones no tiene experiencia en combate y experiencia en el mando  bajo acciones reales de operaciones militares, es una vulnerabilidad que difícilmente puedan corregir y que debe ser aprovechada por cualquier adversario.
Los ejércitos modernos deben buscar un balance entre la modernidad , el uso de nuevas tecnologías y el factor humano basado en el ingenio el sentido común el instinto de todo soldado para hacer frente a situaciones inciertas
Extractos del artículo Luis Munar 

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